sábado, febrero 18, 2006

La organización popular en defensa de las aspiraciones del pueblo

Estoy seguro que son opiniones en favor del tema planteado anteriormente, lo que ayudan a creer que si es posible un cambio en este país, pero ¡ojo!, aunque no precisamente nuestro futuro gobernante tiene que ser de izquierda. A continuación el artículo escrito por el editorialista Campos Ortega Romero en el diario lojano Crónica.

A propósito de la lid electoral que se avecina en nuestro país, hacemos la siguiente reflexión. Se ha señalado siempre que la política, como expresión de vida, tiene que ser difusión y lucha. No podemos concebir una política de remanso o de silencios, ella se constituye en la medida de las capacidades humanas. Por ello, la exigencia de racionalizar este estado de inquietudes y de permanentes oposiciones de ideas e intereses. Desde antes se comprendió que el esfuerzo físico del hombre debía estar dirigido por la razón, no solamente por principio de dignidad, sino por la ley económica de mayor rendimiento, acciones que nos conducen a recordar la pretensión de muchos partidos políticos, de olvidar aquello, que no puede haber democracia en donde hay servidumbre e injusticia económica.

La nueva estructura geopolítica que vive América Latina merced a los triunfos de Luis Inacio Lula da Silva en Brasil, Néstor Kirchner en Argentina, Tabaré Vázquez en Uruguay, Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia y Michelle Bachelet en Chile, constituye una clara muestra que los latinoamericanos exigen cambios sociales, de renovaciones, de transformación social que llenen las aspiraciones del pueblo, por ello con su voto en las urnas le apuestan a la izquierda, para sepultar viejos y caducos sistemas de gobiernos anteriores. Entonces consideramos que la responsabilidad de los movimientos sociales y la izquierda en nuestro país es más grande que en los años anteriores.

Ciertamente que no puede haber democracia en donde hay servidumbre e injusticia económica, lo que equivale a decir no se puede ser libres y esclavos a medias, la democracia, para no ser fórmula de apariencia ni de farsa, tiene que concebirse y vivirse de manera integral, considerando su fundamento vital en la economía del pueblo, como apoyo justo y legítimo de todas las personas y de la sociedad en general. De no ser así la democracia será lírica y romántica que puede servir para los pasajes de los discursos, de la oratoria circunstancial y de compromiso, pero no para afirmar y enraizar convencimientos en los hombres.

Frente a ello, se hace necesaria una acción política que tiene que alimentarse de verdades de alientos para desterrar el derrotismo. Hace falta asumir verdaderas y oportunas responsabilidades, si es que en verdad se pretende mantener la calidad noble de ciudadanos, y políticos comprometidos con el pueblo, para derrotar al oportunismo, a los privilegiados de siempre, a los que buscan acomodos y candidaturas locales, a los utilitarios que se pasan de una partido a otro, a los que creen que su grupito es importante y en verdad no representa a nadie, al dinero que se mueve a raudales en las contiendas electorales. De no ser así, seria preferible abandonar las armas y renunciar a toda esperanza, acción que seguramente tiene que rechazar toda conciencia honrada. Sin embargo, debemos recordar que por desgracia los hombres y mujeres que no pertenecen a las sociedades de la política reaccionaria se han acostumbrado a la pasividad, a la indisciplina y luego a la murmuración. Pero estos comentarios pasajeros en círculos de amigos no tiene ningún valor de autentica responsabilidad política, solamente murmurando no se gana ninguna batalla política. Por ello, la necesidad de la organización popular en defensa de las aspiraciones del pueblo explotado y dolido.

Manifestamos responsabilidad de los movimientos sociales y de la izquierda de nuestro país porque ellos históricamente están en el deber de formar un solo frente de lucha, con una organización severa, con un espíritu de sinceridad; y si de esto no son capaces, de una vez por todas deben sentirse acreedores a un epitafio sin honor. Es la hora de asumir responsabilidades y de poner aprueba el respeto por las políticas y el amor por los ideales que no requieren de palabras sino de hechos. Sin embargo, aclaramos que la responsabilidad de mejores días para nuestra ciudad provincia y país es responsabilidad de todos los lojanos pobres que habitamos en esta sureña tierra del Ecuador. Así sea.

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