miércoles, septiembre 27, 2006

Colegio "Trece de Noviembre" de Sabanilla celebra sus Bodas de Plata

VEINTICINCO AÑOS DESPUÉS.

Aquel 20 de julio de 1981, marcó un antes y un después en la historia educativa del pueblo de Sabanilla.

Después de años de haber contado sólo con la Escuela “Manuel María Sánchez" como único establecimiento educativo, y de la constante preocupación de los padres al tener que desplazarse sus hijos a otros colegios fuera del pueblo, llegó el gran día, el día de la inauguración del Colegio Ciclo Básico “Sin Nombre” de Sabanilla.

Fue un auténtico día de fiesta en el corazón de todos los sabanillences. Fue un verdadero acontecimiento para todo el pueblo que se sentía orgulloso de tener un colegio donde dar cabida a todos sus hijos.

Sabanilla se ponía a la delantera de otros pueblos vecinos que todavía no tenían un colegio con aquellas características y por todo ello, todo el pueblo se sentía partícipe de haberlo conseguido.

Parece que fue ayer según nos han comentado cuando se cambiaba la clase de las aulas de la escuela por aquella otra clase, con mesas y sillas nuevas que todavía olían a pintura, una pista donde poder jugar al fútbol con sus porterías y ¡sus redes!, canastas para baloncesto…, un sirena que señalaba la hora y entrada, receso y salida; todo aquello para l@s de ese entonces debió ser maravilloso.

En estos 25 años, el colegio se ha ido amoldando a las nuevas eras y al mismo tiempo ha cumplido satisfactoriamente con la misión encomendada, que no es otra sino la de educar y enseñar a todos los jóvenes que por él han pasado.

Quiero hacer un homenaje a todos los padres que lucharon con lo poco que tenían a su alcance para conseguir que sus hijos no tuviesen que marcharse del pueblo a otros colegios, y que sus hijos recibiesen todo aquello que ellos no pudieron recibir, como es el derecho fundamental a la educación en su pueblo y en instalaciones dignas, derecho que reconoce la Constitución Política de la República del Ecuador.

Paradójicamente, 25 años más tarde, muchos de los hijos de aquellos padres que por entonces eran alumnos, son los que desplazan a sus hijos hacia otros colegios, pero ahora de forma voluntaria, consiguiendo, indirectamente, poner en peligro la continuidad del colegio del que ellos tomaron parte y por lo que tanto luchó el pueblo de Sabanilla.

Cuando pensamos en la cantidad de jóvenes que estudiaban entre los primeros quince años de labor educativa del colegio y en los jóvenes que estudian ahora, no cabe hacernos algunas preguntas de cómo se ha llegado a esta situación.

¿Será por la falta de profesionalismo de algún profesor?

¿Será por la frustración personal de algunos padres al no haber sido capaces de aprovechar aquellos años en el colegio y hacen al colegio culpable de ello, o, simplemente será por orgullo personal?

¿Será por que otros colegios tienen otras técnicas de enseñanza?

Quizá sean otras las causas que aquí no aparezcan, pero sirvan éstas para que todos reflexionemos e intentemos volver a la "normalidad". Como egresada de este colegio le comento a nuestr@s amig@s lectores que jamás tuve problemas en la universidad con mis estudios superiores y puedo desempeñarme de la mejor manera en la sociedad actual en la que vivimos; soy orgullosa de haber estudiado en este por siempre nuestro colegio “Trece de Noviembre”.

Desde esa fecha hasta hoy han sido muchos los profesores y profesoras que han pasado por el Colegio. A todos ellos mi reconocimiento y consideración.

Los padres y madres, a través de las distintas asociaciones que se han ido sucediendo en estos años, han colaborado desde siempre, siendo su aportación muy positiva y conveniente para la buena marcha del Colegio.

Bueno será que los actos que vamos a celebrar en este año conmemorando el 25 aniversario de la inauguración del Colegio, sirva para reflexionar sobre la sociedad que queremos para nuestros hijos y para valorar lo nuestro y cercano. A veces nos dejamos embaucar por cantos de sirenas, modismos y falsas apariencias, infravalorando lo que tenemos al alcance de la mano solo por ser nuestro.

Quiero instar a todas las partes implicadas: profesores, padres de alumnos, alumnos que son y fueron de este colegio, organismos competentes y a todo el pueblo en general, para que entre todos pongamos en funcionamiento todos los mecanismos a nuestro alcance para que el colegio “Trece de noviembre” siga siendo el orgullo del pueblo y así podamos celebrar el 50 aniversario.

Los pueblos se miden por la cultura y educación de sus gentes y de las instituciones que las imparten; en vez de cerrar, hay que abrir las puertas por donde salgan las futuras generaciones, que a fin de cuentas, serán los que harán que esta parroquia sea más o menos grande, no en extensión sino en los valores que son los que definen a las personas y a los pueblos.

Reportaje preparado por: Lic. Maritza del Rocío Espinosa

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