Claro que se puede!, una interesante nota con un análisis a fondo realizado por el prestigioso editorialista del Diario Crónica, Gonzalo Erazo Ledesma.
Los cuatro gobiernos a que dio lugar la disolución de la República entre 1830 y 1859 ensayaron un sistema de administración política del que se destaca la forma de gobierno federal escogida por la provincia de Loja por decisión de la Asamblea del 18 de septiembre de 1859, con la que se inaugura el federalismo conducido por Manuel Carrión Pinzano. Los tres gobiernos restantes, esto es el de Quito presidido por García Moreno, el de Guayaquil por Guillermo Franco y el de Cuenca por Jerónimo Carrión, adoptaron el sistema departamentalista propio de la Gran Colombia.
En el corto tiempo de duración de ese ensayo gubernativo que se extendió del 18 de septiembre de 1859 hasta el 8 de enero de 1861, los logros obtenidos subsisten luego de más de 150 años de aquel importante acontecimiento. Se crearon las instituciones rectoras de nuestra sociedad que aún subsisten, tales como la Corte Superior de Justicia, el Obispado, la protección de la Instrucción Pública, un sistema tributario para financiar el desarrollo, una institución aduanera en Jambelí, se cantonizó la parroquia de Santa Rosa perteneciente, entonces, a la provincia de Loja y se establecieron relaciones económicas con el Gobierno Provisorio de Quito y los gobiernos de Cuenca y de Guayaquil.
Lo particular de este acontecimiento fue el desenvolvimiento autónomo de las instituciones de la provincia y el aprovechamiento racional de unos recursos modestos, y no obstante suficientes por un adecuado manejo para labrar el porvenir.
Bajo la conducción del Alcalde de Guayaquil un conjunto de municipios costeños promueve la modalidad de gobierno autónomo para la provincia del Guayas, y a esta iniciativa se suma el Alcalde del cantón Machala. No siendo novedoso este proyecto, sin embargo es importante especialmente para la provincia de Loja que ya vivió una etapa interesante de su historia bajo el gobierno federativo de Carrión Pinzano.
Se trata nada menos que de superar la coyunda del centralismo como requisito sine qua non para emprender el desarrollo sostenido de la nación. Pues el sistema republicano presidencialista y unitario con que surge la nación a la vida independiente durante los 176 años de régimen republicano agotó las posibilidades de supervivencia, y sus instituciones devienen ineficaces para resolver los problemas que generados por una nueva realidad requieren la estructura de un modelo de gobierno adecuado a las circunstancias. La provincia de Loja, por su extensión y por los recursos, está habilitada para afrontar el reto de un nuevo modelo de gobierno que debería ser de carácter autónomo.
Para el desarrollo agrícola y pecuario dispone de un área de 18.134 hectáreas irrigables con un margen de incremento igual a 17.622 hectáreas. La disposición de un sistema fluvial aprovechable integrado por los ríos Jubones, Zamora, Catamayo y Puyango con sus correspondientes afluentes. Un sistema de canales que se integra al momento por los de Macará, Vilcabamba, Santiago, Chiriaco, Zapotillo, El Ingenio, San Antonio de las Aradas y otros.
La gran producción agrícola cerealera de los cantones Pindal, Celica y Saraguro, la producción de zona cálida de los valles de Catamayo, Malacatos, Casanga, Gonzanamá y Espíndola. Un sistema vial debidamente articulado para la interconexión cantonal e interprovincial, en el que jugará un rol de primera importancia, en los próximos años, los ejes viales derivados de la firma del Tratado de Paz. Y una estructura de instituciones constituidas en factores de desarrollo que podrán generar y aprovechar su propia riqueza, sin la atadura del centralismo que a través de la historia ha perjudicado su desarrollo.
El sistema de autonomías que se promueven debería merecer el análisis de los organismos públicos y, especialmente, del Consejo Provincial y de los Municipios en un momento que decidiría el destino histórico de esta provincia.
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